La vida es una permanente exposición a lo inesperado y la incertidumbre aparece en esas situaciones desconocidas para nosotros que nos provocan inseguridad y duda, poniendo a prueba nuestra confianza, seguridad y certeza.
El descontrol que genera la incertidumbre nos hace sentir vulnerables. Nuestra cabeza vuela al futuro, a las opciones posibles, a las consecuencias de esas posibilidades, a lo que haré o no haré, a lo que pasará o no pasará, a lo que los demás piensan que pasará, a lo que imagino que pasará.
Intentando controlar lo incontrolable nos metemos en un bucle que nos produce una gran angustia.
La tolerancia a la incertidumbre es la capacidad para lidiar con esa falta de certeza y de soluciones inmediatas.
Son muchas las personas a quienes les resulta imposible tener tolerancia a la incertidumbre ya que la inquietud les invade continuamente.
La intolerancia a la incertidumbre es un problema recurrente en la sociedad en la que vivimos donde buscamos soluciones inmediatas para controlar el futuro sin darnos cuenta de que este es impredecible.
Esta sensación de incertidumbre se ha agudizado con la Pandemia del coronavirus que nos ha incrementado mucho más el miedo al futuro a muchos niveles (laboral, relacional, pareja, económico, etc)
La incertidumbre nos despierta la angustia que es un estado emocional paralizante en el que se entremezcla la ansiedad y el miedo ante las situaciones de peligro.
¿Qué es exactamente la angustia y como se caracteriza?
• La angustia es miedo a algo indefinible.
• La mente angustiada anticipa cosas irracionales, solo piensa en peligros futuros.
• No estamos en el presente y nos sentimos hundidos y paralizados.
• Podemos incluso acompañarlo de síntomas físicos.
¿Por qué experimentamos angustia?
Al no saber que va a ocurrir en el mañana.
¿Por qué tememos a la incertidumbre?
Tememos a la incertidumbre porque lo previsible es más seguro.
La incertidumbre esta relacionada con esa necesidad que tenemos de saber que va a pasar a continuación, de forma que nos podamos anticipar, lo podamos controlar y no nos pille desprevenidos.
Pero hay acontecimientos que tienen lugar de forma abrupta, que no podemos controlar y nos obligan a replantearnos la vida.
Donde muchos ven un problema paralizante, otros encuentran una oportunidad para evolucionar
¿Qué ocurre en nuestro cuerpo?
Ante el miedo a lo desconocido, el cuerpo prepara una respuesta de lucha o de huida para protegerse de la amenaza que percibe. Entonces, se producen cambios a nivel físico, emocional y conductual. Como resultado, cuando nos enfrentamos a una situación ambigua es fácil quedarse paralizado
¿Qué podemos hacer?
Para intentar reducir la ansiedad que genera la falta de certeza es recurrir a concentrarnos en las cosas que sí se pueden controlar de nuestro entorno y una de ellas es estar en el aquí y en el ahora, lo único cierto.
Y podemos hacerlo a través de la meditación.