Por Irene Benitez Mir
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03 mar, 2022
Me gustaría poder hablarte de la ansiedad desde una nueva mirada. La ansiedad es desagradable o molesta, pero no es dañina o peligrosa como muchas veces la sentimos. Nuestro sistema emocional utiliza la ansiedad para evitar situaciones amenazantes (peligros) o situaciones que nos generan una enorme incomodidad. Procesamos la información amenazante que nos llega y ponemos en marcha todos nuestros mecanismos de defensa. A veces confundimos LA ANSIEDAD con EL ESTRÉS El ESTRÉS Imagínate que mañana tienes que hacer una presentación de un proyecto de tu trabajo delante de la dirección de tu empresa, es posible que te sientas agitado, inquieto y con una energía extra que hace que te sientas más nervioso de lo habitual. Sin embargo, una vez que has acabado tu presentación, vuelves a la normalidad, a tu estado de calma, tu cuerpo vuelve a la homeostasis. El estrés es una reacción de activación ante un evento externo y se limita a un tiempo determinado. El estrés es «un conjunto de reacciones fisiológicas y psicológicas que experimenta el organismo cuando se lo somete a fuertes demandas. El estrés también podemos sentirlo en otro tipo de situaciones como en una discusión, cuando practicamos un deporte de riesgo, cuando conducimos, etc. Se nos activa el sistema nervioso simpático para que nos adaptemos a la demanda externa. De esta forma, tanto a nivel físico como mental, el organismo se prepara para afrontar el factor estresante. Pero ¿qué ocurre cuando desaparece el estímulo estresante y seguimos activados? La ANSIEDAD Aparece cuando hemos superado la situación que suponía un factor estresante y seguimos activados. Nuestro sistema nervioso parasimpático todavía no ha «desconectado» el simpático. Sentimos que todavía tenemos que defendernos (peligro). Recordemos que el sistema nervioso parasimpático entra en juego en la regulación metabólica cuando el «peligro» ha pasado y rebaja los niveles de activación, por ejemplo, enlenteciendo el ritmo cardíaco. Una vez que dejamos atrás una situación estresante deberíamos volver al estado de calma, pero por alguna razón, mucha gente no lo consigue. En este punto es cuando empiezan los procesos de ansiedad y el factor fundamental es la mente. ¿Cómo interpretamos el entorno? ¿Cómo nos relacionamos con lo que nos rodea? ¿Cómo nos relacionamos con nosotros mismos? Para saber lidiar con ella hay que tener claro cómo funciona la ansiedad. Lo que ocurre, como en todas las emociones, es que aparecen tres componentes que actúan de forma simultánea. “El cognitivo o lo que pensamos, el conductual o lo que hacemos durante la emoción, y el componente psicofisiológico, que aborda los cambios fisiológicos del organismo en el transcurso del episodio”. Estos “síntomas” no aparecen porque tu cuerpo esté enfermo, sino porque a tu cerebro le llegó un mensaje continuo de peligro, de amenaza de vida, de un gran miedo. Al llegar este mensaje, el cuerpo empieza a liberar grandes cantidades de cortisol, adrenalina y noradrenalina, que ponen en marcha la cascada de la respuesta nerviosa simpática que concluye con la respuesta de lucha-huida. ¿Qué sucede cuando se pone en marcha esta respuesta? El cerebro va a mil por hora, la boca se seca, se bloquea el sistema digestivo y el sistema reproductor, mientras que la respiración y el ritmo cardiaco se aceleran y los músculos se tensan para poder sacarte del “supuesto” peligro. Es decir, que tu cuerpo cree que verdaderamente hay un peligro real y solo está respondiendo de manera natural para permitirte sobrevivir. Es por ello, que el quid de la cuestión está en lograr aplacar esos pensamientos y esa emoción de miedo antes de que toda la cascada se desate. ¿Qué es una “crisis de ansiedad”? Una crisis de ansiedad es una respuesta repentina de miedo o malestar intenso, que llega a su pico máximo en minutos (el sistema nervioso simpático se activa) y se manifiesta por cuatro o más de los siguientes síntomas: 1. Palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca 2. Sudoración abundante 3. Temblores o sacudidas 4. Sensación de ahogo o falta de aliento 5. Sensación de atragantarse 6. Tensión muscular 7. Opresión o malestar en el pecho 8. Nauseas o molestias abdominales 9. Inestabilidad, mareo o desmayo 10. Sensación de irrealidad (desrealización) o de estar separado. 11. Confusión 12. Bloqueos mentales 13. Miedo a perder el control o volverse loco 14. Miedo a morir 15. Sensación de entumecimiento u hormigueo 16. Escalofríos o sofoco 17. Sequedad de boca 18. Problemas para conciliar el sueño 19. Apatía 20. Pensamientos repetitivos. (Dar muchas vueltas) 21. Nos abruma la preocupación. 22. Descontrol en nuestras necesidades biológicas Los síntomas son a su vez una fuente de preocupación de que algo malo va a suceder y se convierten en el propio combustible para que estos síntomas se hagan más grandes, es decir el pez que se muerde la cola, convirtiéndose en verdaderas CRISIS DE PANICO. Sus insufribles síntomas nos dificultan llevar una vida normal y nos alejan de los demás. Generalmente el hecho de sufrir una crisis de ansiedad en alguna situación determinada puede predisponer a desarrollar un temor a esas situaciones. Así́, si he tenido una crisis de ansiedad en un supermercado, es muy fácil desarrollar cierta predisposición a sufrir nuevas crisis en los supermercados. Posteriormente es probable incluso sentir miedo ante la sola idea de ir al supermercado. Para este cerebro la ausencia de ilusión ante la vida, el aburrimiento crónico, sentir que llevamos un camino contrario a nuestros ideales, son motivos suficientes para darnos un toque en forma de enfermedad. Su misión es ayudarnos a evolucionar a adaptarnos. Entender lo que sucede en nuestro cuerpo cuando sentimos un ataque de ansiedad o de pánico ayuda a apaciguar los síntomas. Generalmente el hecho de sufrir una crisis de ansiedad en alguna situación determinada puede predisponer a desarrollar un temor a esas situaciones. Así́, si he tenido una crisis de ansiedad en un supermercado, es muy fácil desarrollar cierta predisposición a sufrir nuevas crisis en los supermercados. Posteriormente es probable incluso sentir miedo ante la sola idea de ir al supermercado. Para este cerebro la ausencia de ilusión ante la vida, el aburrimiento crónico, sentir que llevamos un camino contrario a nuestros ideales, son motivos suficientes para darnos un toque en forma de enfermedad. Su misión es ayudarnos a evolucionar a adaptarnos. Entender lo que sucede en nuestro cuerpo cuando sentimos un ataque de ansiedad o de pánico ayuda a apaciguar los síntomas . FUNCIONAMIENTO DEL CEREBRO HUMANO Como sabemos el cerebro ha estado en constante evolución a lo largo de mas de 250 millones de años y en todo este proceso ha ido adquiriendo nuevas funciones y habilidades cada vez más complejas. El cerebro mas antiguo, al que después se le han añadido el límbico y el neocórtex es el cerebro reptiliano. Los tres pequeños cerebros que forman nuestro cerebro son: • El CORTEX o cerebro racional que gestiona la razón y la lógica. • El Cerebro LIMBICO , que gestiona las emociones y da sentido a las cosas. • El cerebro REPTILIANO , el más interno y pequeño regula las funciones básicas del organismo. Su principal objetivo es la supervivencia, es decir por encima de todo hemos de VIVIR Funciones básicas del organismo: • El flujo sanguíneo. • Los latidos del corazón. • La temperatura del cuerpo, mediante mecanismo como la sudoración. • La digestión. • El equilibrio. • La vista. • La respiración. El más pequeño y antiguo CEREBRO REPTILIANO es el que está detrás de la ansiedad. Actúa de manera inconsciente e instintiva. Sólo entiende dos maneras de actuar frente a un peligro: atacar o huir y en el caso en que no pueda hacer nada de ello nos PARALIZA. Así se pone en marcha el mecanismo de HUIDA/ATAQUE/PARALISIS En el cerebro se dispara la alarma y una glándula suelta adrenalina a la sangre. Como consecuencia, el corazón se acelera. ¿Para qué? Hay que sacar sangre de la zona del intestino y llevarla rápidamente hacia los brazos y las piernas. Esto supone a veces paralizar la digestión y que el corazón se acelere. Hay que retirar sangre de la superficie del cuerpo (piel) para llevarla hacia el interior, hacia los músculos. Esto se consigue estrechando los vasos de la superficie de la piel y ensanchando los de los músculos. La respiración se acelera, aumentando el aporte de oxigeno a la sangre. También conviene enfriar la piel y se ordena a las glándulas sudoríparas que comiencen a sudar. Al mismo tiempo la pupila se dilata, lo que amplia la visión. Todos esos cambios preparan al organismo para correr, saltar, trepar... en definitiva, para huir y ponerse a salvo, a costa de un esfuerzo máximo. El peligro puede ser REAL O IMAGINARIO Este peligro puede ser real (despido de mi trabajo, peleas en mi entorno, etc.) pero también puede ser imaginario (a través de mis pensamientos). Pero que ocurre si no existe ese peligro realmente, sólo que nuestro cerebro reptiliano así lo ha entendido, entonces hacemos saltar igualmente las alarmas y modificamos nuestras funciones vitales para prepararnos para la huida o la defensa. Así que sabiendo que el cerebro reptiliano es independiente del cortex (la razón) podemos entender que a pesar de que pensemos una cosa nuestro cerebro reptiliano actúa de otra. (enfermar o sanar) Tenemos: • Un caballo desbocado que interpreta que tenemos ante nosotros un peligro de muerte. (Cerebro reptiliano) y se pone en marcha generando síntomas que nos desbordan. • Un niño atemorizado cerebro Limbico que interpreta su vida llena de cargas, creencias, bloqueos, carencias, etc. que nos hacen que vayamos más allá de nuestras posibilidades, sintiendo probablemente que no es suficiente merecedor ni valuoso. • Un gran sabio con su cerebro racional (cortex) que continuamente razona y reflexiona sobre lo que está sucediendo y piensa que tiene la mejor solución y además controlada. Como ves en el caso de la ansiedad cada uno actúa por separado como un matrimonio enfadado. Así que lo que debemos hacer es que se hagan AMIGOS. El trabajo para recuperar nuestro equilibrio irá en tres direcciones: 1º. Calmar nuestro cuerpo (todas sus sensaciones molestas) 2º. Cambiar nuestra forma de vida. (Actuar en coherencia con lo que sentimos) 3º. Calmar nuestros pensamientos Nuestro cerebro reptiliano no sólo necesita saber que no está en peligro, sino que NECESITA SENTIRLO Que podemos hacer para apaciguar la ANSIEDAD: • Atender a nuestro cuerpo (los síntomas que tenemos están provocados por nuestro Cerebro reptiliano que percibe que esta en peligro.) • Reconocer cuando y porque acontecen los síntomas. • Descubrir el para que de la ansiedad: que necesito cambiar en mi vida. • Liberarnos de todo lo que no es saludable para nosotros (situaciones, personas, etc.). • Eliminar de nuestra dieta excitantes (café, coca-cola, redbull, etc) • Eliminar pensamientos negativos. • Dejar una vida sedentaria (hacer deporte) • Reconocer nuestros miedos. • Recuperar la calma. Aprende a calmar tu mente y tu cuerpo: Meditación, Mindfullnes • Técnicas de respiración. (Calma tu respiración) • Relativizar (Síntomas físicos y problemas) • Aprende a decir no. • Pasa tiempo contigo y mímate. • Responsabilizarnos de nosotros y de las situaciones. • Sentir que nosotros tenemos el control. Calmar la mente para calmar los síntomas. Eliminar nuestra hipocondría, eliminando la preocupación sin sentido. • Vivir el presente (ni pasado, ni futuro) • No dar importancia al que dirán. • Observar y escucha tu cuerpo, el nos habla. • Recupera el control • Liberarnos de creencias aprendidas que nos limitan y bloquean • Recuperar valores y aptitudes que nos hacían felices. La hiperventilación, un elemento clave en el control de las crisis La hiperventilación, es la causa principal de los mareos, los sofocos y los dolores y pinchazos en el pecho de naturaleza ansiosa. La hiperventilación también puede provocar sensaciones de hormigueo en piernas o brazos y sensaciones de inestabilidad o vértigo. Finalmente, las sensaciones de extrañeza o distancia ante nosotros mismos o respecto de la realidad cotidiana –uno de los síntomas más angustiosos que a veces se asocian a estos cuadros– también encuentran su explicación en la hiperventilación. En los estados de estrés y ansiedad es típico que la respiración se haga rápida, superficial y torácica (con la parte superior del pecho). Definimos la hiperventilación como el aumento en la tasa de respiración por encima de las necesidades de oxigeno del organismo, en un momento dado. Esto provoca un descenso proporcional del anhídrido carbónico en la sangre que, a su vez, genera cambios funcionales en el organismo. La bajada de anhídrido carbónico produce, paradójicamente, una disminución de oxigeno en determinadas zonas del cerebro para favorecer el aumento de la capacidad del organismo para responder ante una amenaza real: los músculos se tensan, el corazón late rápido, la sangre va hacia las extremidades y se refuerza la reacción más primitiva de supervivencia, el miedo. Como efecto colateral tenemos que la hiperventilación genera cansancio general, taquicardia, sensación de mareo e inestabilidad y la sensación de que la realidad o uno mismo resulta extraño o raro, síntomas que son inofensivos pero muy desagradables. Todos estos síntomas asociados a la hiperventilación pueden agruparse del siguiente modo: • Síntomas centrales: Mareo, confusión, sensación de ahogo, visión borrosa y sensación de irrealidad. • Síntomas periféricos: Aumento del numero de latidos del corazón, hormigueos y pinchazos en las extremidades, escalofríos, rigidez muscular, manos frías y húmedas. • Síntomas generales: Sensación de calor, sofoco, sudor, cansancio es necesario reeducar la respiración para lograr el objetivo. El primer paso es comenzar centrando la atención en como respiramos. Al principio no intentes controlar la respiración, ni trates de hacerla más lenta. Es mejor que comiences centrando toda tu atención en cómo respiras durante unos diez minutos, dos veces al día. Concéntrate y cuenta las inspiraciones. Con cada expiración, di mentalmente una palabra que te tranquilice, por ejemplo “tranquilo” o “calmado”. Cosas que podemos hacer para calmar los síntomas: • Poner atención en la respiración. (calmarla) • Calmar los pensamientos. • Vivir el aquí y el ahora. • Hacer actividades físicas. • Tomar Flores de Bach • Esencias florales (Lavanda, menta, etc.) • Mimarnos y cuidarnos (Masajes, yoga, etc.) . Atender con un terapeuta " que es lo que hay detrás de mi ansiedad " (creencias, merecimiento, falta de valoración, etc" La realidad de la ansiedad Idea clave: Cuando sentimos una crisis de ansiedad, nuestra mente está interpretando la realidad de forma errónea y dañina. Sentimos cualquier sensación extraña y automáticamente pensamos que es algo dañino, peligroso o, mortal. Esos pensamientos automáticos se pueden modificar. Una vez hemos entendido como funciona nuestro sistema nervioso podemos entender que nosotros podemos calmar y sostener los síntomas de una manera paciente y amorosa, es decir que la ansiedad no nos controle, sino que nosotros la controlemos a ella. SI HACEMOS LAS MISMAS COSAS SUCEDERAN LAS MISMAS COSAS HAZTE RESPONSABLE DE TU VIDA. NO BUSQUES LA SOLUCION FUERA, LA SOLUCION ESTA DENTRO DE TI La ansiedad llega a nuestra vida para que hagamos un cambio, ya que existe una total incoherencia entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos. Me gustaría que te respondieras a estas preguntas: • ¿Para que crees que llega a ti la ansiedad? • ¿Qué es lo que estas haciendo y no quieres hacer? ¿Qué es lo que debes cambiar? • ¿Qué situación estas viviendo y no quieres vivir? Relacionada con tu pareja, familia, trabajo, amigos, etc. • ¿Cuáles son tus miedos? • ¿Por qué o quien te sientes amenazado/a? • ¿Cuáles son las creencias que te obligan a ver la vida como la miras?